martes, 31 de julio de 2012

Vaciacorrales



Este agosto, siguiendo la recomendación del consejero de Turismo, voy a pasar mis vacaciones en Andalucía: ¡unas vacaciones patrióticas! En realidad no voy a hacer nada diferente a cualquier otro año: me iré al pueblo y allí me convertiré en un vaciacorrales, dispondré de vivienda y comida gratis durante un mes. Supongo que a mis anfitriones no les hace mucha gracia mi presencia, pero ellos se empeñan en invitarme, siempre me están preguntando: "¿Cuándo vas a hacernos una visita?" Quizá sea una invitación taraf, una oferta que no va en serio, pero yo me la tomo en serio todos los años.

El caso es que en el pueblo no voy a poder acceder a internet. Sí, hay tres o cuatro ordenadores en la biblioteca municipal, pero están muy solicitados. El quiosco más cercano se encuentra en el pueblo vecino, a diez tortuosos kilómetros, una larga caminata. Cuando se enciende la radio, se escuchan emisiones que parecen proceder del planeta Osiris. Supongo que tendré que conformarme con la televisión. Al menos, ahora hay decenas de canales; hace años, sólo se veía uno, y con interferencias.

El próximo mes no oiré hablar de Griñán, de Rajoy, de Valderas, de Díaz, del Consejo de Política Fiscal y Financiera, de los impagos de la Junta, del déficit, de la prima de riesgo, del Ibex 35, de Schäuble, de Prodi, de Romney, de Obama, de las olas de calor, del Barça. ¡Un mes de paz! ¡Qué felices vivían nuestros abuelos!

"Un ángulo me basta entre mis lares,/ un libro y un amigo, un sueño breve,/ que no perturben deudas ni pesares."