martes, 24 de julio de 2012

El Guadalquivir










Hace un mes, ya tuve ocasión de manifestar mi indignación por la manera en que la Junta llevó a cabo la gestión del Guadalquivir. El pasado sábado, ABC publicó un artículo en que ponía números a esa desastrosa gestión.

  • La Junta retuvo las competencias entre enero de 2009 y octubre de 2011.
  • 130 millones de euros destinados al pago de gastos corrientes y personal.
  • A finales de 2008 había 94 proyectos en marcha; en octubre de 2011, 185.
  • La Junta inició 136 nuevos proyectos.
  • La CHG se ha encontrado una maraña de deudas pendientes, modificaciones fraudulentas de obras, retrasos en las adjudicaciones...
  • Cuando la Junta ya sabía que tendría que devolver la gestión del Guadalquivir, en junio de 2011, pidió una reprogramación de los fondos europeos destinados al río; se dirigirían a otros proyectos controlados totalmente por la administración andaluza: infraestructuras sociales, desarrollo de la economía del conocimiento, I+D+i, sociedad de la información y TIC.

En España, hace treinta años, se llegó a creer que la creación de las regiones autónomas sería una panacea. Tuve un profesor en la universidad que siempre decía que la filogenia era un reflejo de la ontogenia, que de lo particular se podía inducir lo general. ¿Qué conclusiones pueden sacarse de esta gestión del Guadalquivir? ¿Se gestionan así también la sanidad, la educación? Cualquier administración debería considerar que en la gestión de los servicios sociales es más importante la eficiencia que la política. Aquí en Andalucía, empero, la eficiencia tiene una connotación política: la sanidad andaluza es buena porque está gestionada por la Junta, no porque no haya listas de espera o cuente con buenos hospitales e instalaciones. Como un mantra, se repite, por ejemplo, que el sistema sanitario andaluz es uno de los mejores del mundo. También lo intentan con la educación; dicen que es una educación que no deja a nadie atrás, que ofrece oportunidades a todo el mundo. Hasta hacen sus propias evaluaciones, porque los de PISA se empeña en considerar a los escolares andaluces como los peor formados de Europa.

El Tribunal Constitucional quitó las competencias del Guadalquivir a la Junta de Andalucía. En algo menos de tres años, ha dejado una deuda en la CHG con la que será difícil de acabar. Mientras tanto, desde el Palacio de San Telmo se siguen gestionando la educación, la sanidad, la justicia, las obras públicas, el medioambiente...