miércoles, 11 de julio de 2012

Una modesta proposición



El lunes se anunció que la comisión de los ERE tenía que aplazarse un mes por las dificultades para recabar documentación y, sobre todo, para citar a los comparecientes. Una verdadera faena para Griñán y Chaves, cuya declaración se traslada de un triste viernes de agosto a mediados de septiembre, despedidos ya los becarios y acabadas las vacaciones de los arteros periodistas.

Por eso, modestamente propongo a Ignacio García que, para ganar en agilidad, cambie el método de trabajo. Cada grupo parlamentario debería plantear una decena de preguntas a los comparecientes y, entre esas treinta cuestiones, PSOE e IU podrían elegir cinco, que se enviarían por correo, si se consiguen localizar los domicilios: digamos que en los casos de Griñán y Chaves y de alguno de los consejeros se entendería que no hubiera manera de dar con ellos. Una vez recibidas las respuestas, los miembros de la comisión podrían reunirse y elaborar un resumen, que corroboraría que todo se debió a la torcida mente de Guerrero, maltratada por el consumo abusivo de estupefacientes, drogas y alcohol. Nada sabían los miembros del Consejo de Gobierno. Quizá, el Gobierno central y su delegado en Sevilla deberían haber prestado más atención a los expedientes que les llegaban desde las empresas andaluzas en crisis. Sí, en Madrid lo hicieron mal.