En las noticias de las dos de la tarde, Hilario Pino informaba del SMS que Javier Guerrero había enviado a sus conocidos para que ingresaran dinero en una cuenta; lo necesita para pagar su fianza. El tono de la noticia, despreciable: si está en la cárcel por malversación, por apropiarse de dinero, ¿por qué ahora no puede pagar la fianza? Sí, una buena pregunta. Los que le conocen ya señalaron que Guerrero era demasiado pródigo, un manirroto. Y eso sin tener en cuenta lo que de él decía su chófer.
El problema es que si dentro de unos meses o de unos años un juez afín desmonta el caso de los ERE, en Madrid, en otras partes de España, en la misma Andalucía, los que sólo hayan escuchado noticias de este tipo, pensarán quizá que todo fue un montaje para desgastar al PSOE: no hubo fondo de reptiles, no se desperdició dinero público, se entregó dinero al que lo necesitaba.
