El otro día escuché a Elena Valenciano decir que, gracias a Rajoy, costaba lo mismo un cuaderno escolar que un yate. Al principio me llevé un alegrón tremendo: ¡podría comprarme un yate! Inmediatamente caí en la cuenta de que a mí no me gusta el mar. Además, vivo a más de doscientos kilómetros de la costa: intento prevenirme de las salamandras de Čapek; espero que acaben primero con la disoluta Andalucía verde.
Hoy, Rubalcaba ha sido más claro: yates de lujo y cuadernos pagarán el mismo IVA. Se acabó el sueño de comprar un yate. También ha dicho el excelso líder del PSOE que Rajoy tiene un comportamiento racista y xenófobo. Sigue dándole vueltas a la retirada de la tarjeta a inmigrantes sin permiso de residencia. Esta mañana, una dirigente (o primate) del PSOE en Madrid ha dicho que el PP ha implantado un apartheid sanitario. Mejor no ocuparme más de sus tonterías.
Siguiendo el consejo de Fernando VII (palos a la mula blanca y a la mula negra) voy a ocuparme ahora de los despropósitos de una mula torda. Un tertuliano áulico dijo hace unas semanas, cuando se acababa de aprobar la subida del IVA, que éste era un impuesto progresivo.
-¡Cómo! -exclamó otro de los contertulios.
-Sí, amigo, la gente que dice que el IVA es un impuesto que perjudica a las rentas más bajas se equivoca. El IVA perjudica sobre todo a los ricos: tienen más dinero, consumen más, pagan más IVA.
Baffling!!
