jueves, 20 de septiembre de 2012

La maldición de Downing Street


El criado entró en la cocina corriendo. El mayordomo, que estaba organizando entre el personal las tareas del día, adivinó de lo que se trataba.

-¡Algo le pasa… al primer ministro!

Sí, sí. Nada nuevo. El mayordomo mismo lo había visto por vez primera hacía más de cuarenta años, cuando era un recién llegado. Desde entonces, antes o después, la maldición alcanzaba a todos los primeros ministros, a los pocos meses o a los diez años de su llegada a Downing Street.

-Cálmate, cálmate –le dijo al joven criado.

El mayordomo pensó que tendrían que nombrar a un nuevo premier. Algunos se resistían, esperaban hasta casi al final, pero acababan aceptando su relevo.