En El País de ayer se ofrecía una solución definitiva al asunto de los ERE: responsabilizar de todo a José Antonio Viera. Se matarían dos pájaros de un tiro: una carnaza indigerible para la juez Alaya (como es diputado en el Congreso, tendría que entregar la instrucción al Supremo) y el fin del último crítico de Griñán en el PSOE de Sevilla.