domingo, 24 de junio de 2012

Indecentes



Cuando estaba terminando de leer Indecentes, me parecía que Ernesto Ekaizer había plagiado el libro aún no publicado (y probablemente aún no escrito) de Zapatero. La tesis es que el anterior presidente no fue el responsable de la crisis, y que, hasta mayo de 2010, trató de combatirla de manera convencional y progresista. Sin embargo, desde hace dos años, el partido gobernante de facto en España ha sido el PP: Zapatero, con dolor de corazón, se vio obligado a aplicar las políticas de recorte de gasto, de control de déficit que venían impuestas desde Europa, políticas que el nuevo gobierno del PP ha adoptado de manera entusiasta, "por convicción propia".

Ekaizer traza un retrato maquiavélico de David Taguas, apartado de la Moncloa después de las elecciones de marzo de 2008, pero éminence grise de la política económica desde entonces. Abogado del recorte en el gasto público, se le hace responsable de la reforma constitucional que se aprobó en el verano de 2011 para limitar el déficit público. Era el precio que había que pagar para que el BCE comprara unos pocos bonos españoles y bajara la prima de riesgo.

Mientras leía este libro me asaltaba una pregunta: si la mayoría de los economistas y políticos no anticiparon la crisis que comenzó en 2007 y 2008, ¿qué nos permite suponer que las medidas que ahora proponen (que sugiere el propio Ekaizer) y que en algunos casos se están llevando a cabo vayan a sacarnos de ella? Desde luego, en España, la política de recortes que empezó hace dos años, a pesar de todas las manifestaciones políticas, no tienen como objetivo sacarnos de la crisis, sino impedir que el país se endeude más. Eso es algo que no dijo Zapatero (o que los asesores no dijeron a Zapatero) después de las medidas de 2010 y lo que no dice el PP.

Ekaizer, siguiendo al economista taiwanés Richard Koo, considera responsable de esta crisis a Alemania, que obligó al BCE a bajar los tipos para salir de su propia crisis en 2002. Esto desbocó la burbuja inmobiliaria española. ¿Y qué hizo Zapatero? Por cierto, la larga cita de Koo (vid. infra) me parece muy interesante, pero cuando he buscado más información sobre este economista me he encontrado con que repite lo mismo, que un país está sufriendo una crisis parecida a la que afectó a Japón en 1997, allí por donde va: Estados Unidos, Grecia, Malasia... Hay varios tipos de economistas: la mayoría se comportan como matasanos; Koo está especializado en autopsias.

Como Taine, que estuvo reflexionando durante varios meses sobre lo que podía significar el rojo y el negro del título de la novela de Stendhal, me siento un poco intrigado por el que Ekaizer ha elegido para su libro. ¿A qué estafa, a qué atraco perfecto se refiere? Lo que cuenta, después de todo, es que en España se produjo una crisis, que algunos venían anunciando pero ante la que nada se hizo (un poco de inversión en renovables y en infraestructuras), y que, cuando se hundió el empleo y los ingresos y los gastos se mantuvieron como si nada pasara, el déficit se disparó, y se desbocó aún más con las inanes políticas keynesianas que intentó llevar a cabo Zapatero. Título alternativo para el libro de Ekaizer: Vindicación de Zapatero o La solución Rubalcollande.


El consumo de pollos indica que no hay crisis
—¿Dónde coño ves la crisis, David? Que nos hundimos, ¿no? —dice sin disimular la sorna Sebastián—. ¿Te has mirado las matriculaciones de coches de lujo? Van como un tiro.

—¿Y eso qué nos dice? También la Bolsa está en máximos y el euro como nunca. ¿Qué tiene eso que ver, Miguel? Nuestro ciclo inmobiliario se acaba. Tenemos una enorme deuda exterior que nos coloca en dependencia de un mercado que cierra el grifo. La situación del mercado hipotecario norteamericano va a afectar a Europa y sin duda a España. Hemos visto la caída de Northern Rock en el Reino Unido el viernes pasado, Miguel. O hacemos algo o esto se va...

El debate se torna agrio.

Si Sebastián aparece destructivo con Taguas, en clave muy personal, Javier de Paz intenta apoyarse en el consumo popular para cuestionar el pesimismo del director de la Oficina Económica del Presidente.

—La verdad es que la información que nos llega de grandes superficies y centros comerciales es buena. El consumo de pollos, por ejemplo, está aumentando mucho. Yo tampoco veo razones para dramatizar.





Recesión de balance, según Richard Koo
La impresión que me he llevado de mi viaje a España es que la mayor parte de la gente ignora el hecho de que se encuentra afectada por un virus muy inusual llamado recesión de balance. A diferencia de la recesión clásica, este tipo de crisis es el resultado de una subida del precio de activos (acciones, viviendas) alimentada por un endeudamiento colosal. Es difícil de entender porque esta enfermedad, que ha padecido Estados Unidos durante la Gran Depresión de los años treinta y Japón en los años noventa del siglo pasado, no se enseña como tal en las universidades. Es importante recordar la secuencia de la burbuja del crédito y de la vivienda en España. Alemania sufre una burbuja tecnológica en los años 2000 y 2002. Cuando esta pincha, el Gobierno alemán rehuye los estímulos fiscales, en momentos en que incumple el Pacto de Estabilidad y Crecimiento, para salir de la recesión. Es el BCE quien baja los tipos de interés hasta el 2 % en 2003, a fin de evitar que la economía europea se resienta y permitir a los alemanes superar la recesión. Y esta bajada de tipos empuja los flujos de capitales hacia España para financiar la burbuja de la vivienda y obtener altas tasas de beneficio. La confusión y desesperación que advierto en España es similar a la que había en mi país. Pero se puede aprender de Japón. Y la lección es que la consolidación fiscal, aplicada prematuramente en 1997, frustró la recuperación ya iniciada. El ajuste fiscal iniciado en la Eurozona y en particular en España en 2010 ha tenido los mismos efectos, con una recaída en la recesión. En todas mis presentaciones estoy utilizando el ejemplo de España para subrayar el peligro de una recesión de balance e informar a la gente sobre lo que está ocurriendo en la economía española. Es evidente que España no puede por sí sola romper con esta trampa. Pero los costes de la consolidación fiscal en curso, en términos económicos y sociales, pueden ser tan devastadores como prolongados.

http://indecentes.org/