Dentro, Aguayo se reúne con UGT, CCOO y CSIF; fuera, los sindicatos que no han sido convocados, pero que conjuntamente obtuvieron mayoría de votos en las pasadas elecciones sindicales. En cualquier caso, la negociación, un enorme paripé, porque las nóminas de junio ya están listas y los recortes que supuestamente se iban a negociar, aplicados.
APIA, un sindicato de profesores de secundaria, propone otros recortes: la eliminación del Plan de Calidad, una invitación al profesorado para que eleve la tasa de aprobados (a más aprobados, mayor salario); dejar de entregar los portátiles a los alumnos; acabar con la gratuidad de los libros de texto; cancelar la Beca 6000, que se entrega a parados que asistan al 85 % de las clases de Bachillerato o Ciclos Formativos (no se exige la devolución de la beca si no se aprueba); echar el cerrojazo a AGAEVE, la agencia encargada de preparar unas absurdas pruebas de diagnóstico cuyo objetivo, al parecer, es demostrar que los alumnos andaluces de 2º de ESO no son tan tontos como el Informe PISA se empeña en decir. ¿Por qué no se plantea el gobierno estas recortes en estos apartados? Porque sería atacar elementos importantes de su sociotopía.
