viernes, 8 de junio de 2012

Demagogia


"Que levante la mano el funcionario andaluz que no conozca a un trabajador al que le hayan congelado o bajado el salario en los últimos meses. O aumentada su jornada laboral. O, en muchos casos, despedido. Que la levanten."

Desde que apareció este artículo de opinión en la edición digital de
El País lo he leído una y otra vez. Al principio, estaba indignado. De nuevo, los funcionarios, el centro de la diana, unos monstruos que pretenden mantener sus privilegios: el resto de trabajadores tiene derechos laborales y salariales, pero los funcionarios sólo privilegios. Los trabajadores públicos viven al margen de la realidad; no son solidarios.

He vuelto a releer el artículo de Román Orozco y he decidido que no voy a hacerle caso. Dice cosas incoherentes, como que en las comunidades gobernadas por el PP se cierras escuelas. ¿Cuántas? ¿Las escuelas que se quedan sin alumnos? El señor Orozco se atreve a acusar al CSIF de hacer seguidismo de la política del PP: un parlamentario popular andaluz fue dirigente de ese sindicato. ¡Por Dios! ¡Si CCOO y UGT son sindicatos horizontales! (Creo que no hace falta que explique lo que eso significa.)

El señor Orozco cita a la consejera Aguayo: parece que los funcionarios quieren "que se eche a todos los interinos y a los trabajadores eventuales que tiene la Junta" para mantener sus salarios intocables.

En fin, algunas aclaraciones al señor Orozco. Los salarios de los funcionarios no son intocables; de hecho, ya se han tocado varias veces, la primera en mayo de 2010, después de que el gobierno repitiera una y otra vez que no iba a congelar el sueldo de los funcionarios como habían hecho otros. Más adelante, el mismo gobierno congeló el sueldo de los funcionarios. Otro gobierno, el del PP, que dijo que no iba a tocar los impuestos, subió el IRPF. Ahora, el gobierno andaluz quiere bajar de nuevo el sueldo de los funcionarios. ¿Sueldos intocables? Pues para tratarse de sueldos intocables la verdad es que se han tocado mucho los últimos años.



Señor Orozco, aquellos funcionarios a los que se bajó el sueldo en 2010 eran conscientes de la situación económica: la crisis llevaba golpeando a España desde hacía dos años, por mucho que alguien se empeñara a hablar sólo de desaceleración, y ellos no lo habían notado. Se puede decir, incluso, que los funcionarios se habían visto favorecidos por la crisis hasta mayo de 2010: los precios de muchos productos habían bajado, mientras que su sueldo seguía creciendo. Y, por una vez, más que la inflación. Pero cuando se produjo el recortazo de mayo de 2010, muchos de ellos se preguntaban qué sentido tenía que les redujeran el sueldo en 2.000 euros al año para hacer con ese dinero un cartel perfectamente inservible. Ese es el problema, señor Orozco, el problema en mayo de 2010, en diciembre de 2011 y en junio de 2012: los funcionarios no entienden que a ellos se les baje el sueldo mientras que las administraciones continúan gastando el dinero no en políticas sociales, sino derrochándolo en tonterías : ¡206.000 euros en un curso de experto en salud sexual y reproductiva en Senegal!

Pero, ya dije, no voy a hacer caso a los comentarios del señor Orozco. Va por la vida con sus anteojeras: unos lo hacen todo bien; otros, todo mal.