Durante el último año y medio me he hecho seguidor de los artículos de Javier Martín-Arroyo. Mi preferido sigue siendo aquel en que comparaba a la juez Alaya con una mantis religiosa que cortejaba a Guerrero para acabar... mandándole a la cárcel. Entonces no sospechábamos que sería la primera vez.
El lunes, Martín-Arroyo publicó un artículo sobre el norte de la provincia de Sevilla, La Sierra de los ERE. Hasta 50 millones de euros concedió Guerrero de manera irregular al territorio que rodea El Pedroso, un dinero que ahora, se supone, hay que devolver. Un jubilado recibió 421.000 euros con los que se construyó una casa: ¿cómo devolverlos? Corsevilla consiguió un millón de euros: "ahora, con la crisis, la devolución de ese capital supondría un grave perjuicio en sus resultados". El ayuntamiento de Guadalcanal obtuvo 350.000 euros, pero sólo justificó 120.000; el alcalde, del PP, no se muestra muy dispuesto a devolverlos. "O cerramos el Ayuntamiento o nos tienen que rescatar."
En total, cada habitante de la Sierra Norte recibió algo más de 1.600 euros de subvención. Según Martín-Arroyo, la crisis actual imposibilita que se devuelva ese dinero. Supongo que de ahí el poco empeño de la Junta en recuperar las subvenciones irregulares.
En un país serio no se hubieran concedido estas subvenciones. En un país serio las subvenciones irregulares tendrían que ser devueltas. Pero Andalucía es poco más que forúnculo semiafricano del Estado español y de la UE.
No voy a ser demasiado crítico con Javier Martín-Arroyo. Su trabajo es bastante difícil. Ah, si los corruptos fueran del PP. ¡Qué fácil lo tienen sus compañeros de Madrid!
