domingo, 9 de junio de 2013

Sísifo, Prometeo y Ocno

"¡Ese dinero no lo vais encontrar!", le gritaba el padre de Lanzas a los guardias civiles mientras Aris husmeaba todos los rincones. Y, nada, no hubo forma de encontrar el dinero de Juan Lanzas.

Ahora bien, ¿qué sucedería si la Junta recuperara el dinero de los ERE? Sí, ya sé que para que eso ocurriera la juez Alaya tendría que terminar una instrucción que se antoja un trabajo de Sísifo, el caso debería ser juzgado en un tribunal ordinario o en el Supremo, las sentencias tendrían que ser firmes, los condenados no se declararían insolventes, pagarían las multas y devolverían el dinero distraído. Todo eso se antoja de ciencia ficción: antes pasaría un socialista por el ojo de una aguja que ser condenado por un tribunal andaluz. Pero estamos hablando hipotéticamente. Supongamos que dentro de cinco, diez años, la Junta recupera, no sé, diez, quince, veinte millones de euros. ¿Qué va a hacer con ese dinero? Para entonces, supongo, alguno de los griniños será presidente. ¿No gastarán ese dinero, discrecionalmente por supuesto, en ganar nuevos clientelismos políticos? ¿Para qué molestarse? 


Sí, eso, ¿qué es lo que animó a la juez Alaya? ¿Por qué no metió la denuncia inicial en una carpeta y ordenó a algún secretario que la guardara? Quizá estaba cansada de que llegaran a su despacho casos sin importancia, minúsculos. Pensó que con esto de los ERE podría entretenerse hasta su jubilación, como esos escritores que de repente se ponen a redactar una novela monstruosa. La juez se comporta a la manera de Proust o Musil. Pero a diferencia de estos sabe que no llegará a nada, no le dejarán llegar a nada. Los zopilotes hace tiempo que empezaron a molestarla, no pierden ocasión de criticarla el consejero de Justicia, los jueces del TSJA, ¡el presidente del CSPJ!, los socialistas, todos los socialistas. ¡Qué audacia sugerir que son unos ladrones, perdón, robar el fuego sagrado de la Andalucía progresista!


¡Vaya! Hoy me ha dado por la mitología. Sólo me falta comparar a la juez Alaya con Ocno, el viejo que, incansable, trenzaba una cuerda. ¿Quién es el burro (o la burra) que se está comiendo la soga? ¿Están jugando todos los mamandurrieros, pasados, presentes y futuros, el papel de asnos?