jueves, 8 de noviembre de 2012

Las becas, ¿gasto educativo?

¿Son las becas un gasto educativo? A veces me lo pregunto. Antiguamente se becaba a los alumnos brillantes o a los alumnos con buenas notas cuya familia no tenía medios para pagarles la carrera. Es lo que sucedía en la época de Franco. Jiménez Losantos no pierde la oportunidad de repetir que él estudió gracias a una beca; a veces los profesores le subían alguna nota para que no la perdiera. Sin embargo, lo que ahora se llaman becas son más bien ayudas sociales a familias desfavorecidas: se dice que permiten la escolarización de sus hijos. Desde luego, no se mira los resultados: ahora no importa que a los alumnos becados les queden tres, siete u once asignaturas. El fin de la beca es que los hijos de esas familias de bajos ingresos estén en el colegio o en el instituto, no que obtengan ningún resultado. ¡La cultura del esfuerzo... andaluz!

Ahora, Mar Moreno, fatua, dice que en Andalucía el gasto en educación no va a bajar, que se mantendrán las becas. Me parece un error considerar becas lo que no dejan de ser ayudas sociales e incluirlas dentro del gasto en educación. No un error, una mentira. Aunque a los gobernantes de nuestra sociotopía no les importa mentir. En la misma nota de prensa, Mar Moreno dice que "el presupuesto educativo está muy condicionado por las políticas impuestas desde el Gobierno central", pero que el dinero destinado a becas  "experimenta un crecimiento sobresaliente, con 27 millones más, elevando la partida hasta los 212 millones de euros que serán aportados íntegramente por la Junta".  Este último adverbio resulta ridículo: no creo que la Junta tenga una máquina de hacer dinero.