sábado, 24 de noviembre de 2012

El interventor, culpable

Antonia Moro, alborozada

Acaba la parodia, el esperpento: la comisión de los ERE ha concluido que los culpables de todo el asunto son el ex director general de Trabajo y el interventor que denunció en diversos informes las irregularidades. El PSOE se ha salido con la suya y ha dejado un mensaje implícito: nosotros cuidamos de los nuestros, de nuestra famigghia (Antonio Fernández); los que atacan a la famigghia (el ex interventor Manuel Gómez) lo pasarán mal, muy mal.

¡Y qué papelazo el de IU! Ahora entiendo que en Extremadura les haya dado asco pactar con el PSOE. Aquí, en la sociotopía andaluza, nos le importa despertarse todas las mañanas con pulgas.


En paradójica contradicción con el Dictamen, la Comisión de Investigación sabe que la Intervención advirtió hasta 15 veces de las irregularidades que se estaban produciendo en la gestión de las subvenciones del Programa 31L y ninguno de los destinatarios de las auditorías hizo absolutamente nada durante casi 10 años (que se dice pronto) para corregirlas, cuando podían haber terminado con el nido de corrupción en 24 horas, si hubieran tenido la voluntad de hacerlo. Este descuido, probablemente punible, es la verdad de este asunto, Sr. Presidente, y lo demás son monsergas y excusas de mal pagador. 

En las sociedades primitivas, el poder se valía de ordalías y otros sortilegios para controlar y dominar al pueblo y evitar que se precipitara hacia conductas peligrosas para los intereses de los poderosos. Estos resabios no han desaparecido por completo en las sociedades contemporáneas y tento la impresión de que algo de eso puede haber en este complot del informe de actuación. En este caso, políticos de ínfima categoría llevan meses (años ya) tratando de engañar a los ciudadanos con el señuelo del informe de actuación.