El lunes pasado, el periódico ABC publicó el borrador de un informe que prepara la Cámara de Cuentas: en él se denuncian diversas irregularidades en los ERE. Ayer Griñán dijo que no existía ni informe ni borrador. Por su parte el presidente de la Cámara de Cuentas, Antonio López, con cara de niño pillado en una travesura, dijo que es sólo un documento interno. Añadió algo genial: "Los informes pasan por un proceso de tramitación garantista en que se puede variar su contenido o no". Se supone que durante esa "tramitación garantista" se eliminará cualquier alusión a la responsabilidad de la Junta. Susana Díaz señala que el documento ha sido filtrado "para coaccionar la voluntad de los miembros del pleno". Está claro que el gobierno andaluz no está coaccionando ninguna voluntad.
En fin, todo esto empieza a recordarme lo que le pasó a un almirante norteamericano durante la guerra. El capitán de un destructor le dijo que había hundido un submarino alemán.
-¿Ha observado manchas de petróleo, ropa, cualquier resto de naufragio en la superficie del mar?
-No, nada.
-Entonces no ha hundido ningún submarino.
-Señor, ¿qué hacemos con los prisioneros?
En este caso, parece ser que la Cámara de Cuentas está encargada de limpiar la superficie del mar. ¿Qué hacer entonces con los que han cobrado un ERE irregular? Ayer mismo, la juez Alaya interrogó a Juan Rodríguez, delegado de Trabajo en Sevilla entre 1999 y 2000, que recibió 36.000 euros como prejubilado de la empresa Calderinox, en la que nunca trabajó.
