lunes, 21 de mayo de 2012

Keynes andaluz



Si mi memoria no me falla, cuando la ministra de Economía, Elena Salgado, presentó el Plan E, llevaba un llamativo vestido estampado, que parecía sugerir el fin de la crisis: los brotes verdes habían echado flores. Comenzó a hablar de que el dinero que se iba a entregar a los ayuntamientos españoles permitiría revitalizar la construcción, que comenzaba a paralizarse a causa de la crisis. Sí, pensé algo así como: ¿Ya está? ¿Tan fácil? Tenían 10.000 millones de euros bien guardados y los van a emplear en estimular la economía.

Está claro que esos 10.000 millones y los que siguieron fueron un puñado de sal lanzado al mar, pero un puñado de sal que ahora estamos pagando. Se cumplen dos años desde que Zapatero, malgré lui, comprendió que no estaba bien eso de endeudarse. (Bueno, está anunciado un libro con su firma con recetas económicas: quizá entonces sepamos, más o menos, qué piensa que es economía.)

Aquí, en Andalucía, Griñán ha anunciado una especie de Plan E a la andaluza. En fin, Keynes indicaba que el sector público debía incentivar al privado. El problema es que Keynes no imaginaba que sería tomado como excusa para pagar regalías clientelares. Éstas cuestan al gobierno andaluz, según afirma el coordinador económico del PP de Andalucía, Rafael Carmona, 11.000 millones de euros. ¡11.000 millones de euros! Debe estar exagerando.

En fin, las presas que se construyeron en Estados Unidos, los canales, siguen en funcionamiento. Aquí, en el municipio donde vivo, los semáforos que se cambiaron con el dinero del Plan E ya no funcionan o tienen que ser arreglados cada poco tiempo. Y Griñán quiere poner en marcha otro Plan E.