sábado, 26 de mayo de 2012

De bello Calpico


Moratinos lo ha conseguido: el asunto de Gibraltar se ha convertido en un conflicto a tres bandas. ¿Los beligerantes? La colonia británica, Algeciras y La Línea de la Concepción. (Los gibraltareños también hablan de pesqueros ceutíes, pero creo que son tan reales como las cosmonaves de Alpha Centauri que dijo haber visto un pastor de los Andes.) Ayer, los socialistas de La Línea acusaron a los pescadores algecireños de provocar un conflicto, alentados por el PP. Griñán se apresuró a apoyar a los dirigentes socialistas linenses, a pesar de que la Junta dice defender los intereses de los pescadores.

Desde luego, la postura de los linenses es insostenible. A veces creo que sueñan con convertirse en un nuevo Gibraltar, aunque de hecho se limitan a vivir de sus migajas. La alcaldesa defiende a los trabajadores linenses que acuden cada día a la colonia. Sí, hay mucho paro. ¿Es el paro sólo un problema de La Línea?

Hace unos meses leí en El Confidencial Digital que el ayuntamiento de La Línea iba a permitir construir infraestructuras aeroportuarias en terrenos municipales situados junto a la frontera. ¡Ahora se prefiere un mendrugo de pan al orgullo!

¿Y qué quiere Gibraltar? Aguas jurisdiccionales. Sólo eso. Aguas que pueda decir suyas. Llevar el contencioso a los tribunales internacionales y que le reconozcan 200, 400 o 500 metros. Just in case. Just in case? Sí, just in case de que el próximo Zapatero decida reconocer la independencia de la península.