martes, 8 de enero de 2013

Príncipe de Asturias

El Juan Carlos I y el Príncipe de Asturias

Al presidente Rajoy no se le hubiera presentado el dilema de Méndez Núñez: la jubilación del Príncipe de Asturias nos indica que prefiere no tener barcos; lo otro, visto su comportamiento en todo lo que no es política económica (y en política económica), no le preocupa.

Desde los tiempos de Ramón de Bonifaz, Castilla y España han intentado tener una flota naval. No la más poderosa, ni siquiera la más temible, pero sí una flota que hasta principios del siglo XIX tenía que ser tomada en cuenta. 

Ahora Rajoy ha preferido jubilar el Príncipe de Asturias, venderlo como chatarra. Pocos países hay en el mundo con portaaviones, ese es un selecto club al que ya no pertenecerá España. Sí, tenemos ese mazacote,  el Juan Carlos I, "buque de proyección estratégica" (¡!), que no sé muy bien para qué diablos sirve: ¿necesitaba la OTAN un blanco móvil para sus maniobras? Sólo cabe decir que el nombre no puede estar mejor escogido.