sábado, 25 de agosto de 2012

El poder es discrecional



Por la mañana, tuve que ver las comparecencias por internet. Ninguna sorpresa. Quedó claro que el convenio marco del 17 de julio de 2001 no tuvo un autor claro, nunca fue publicado. Guerrero, el culpable de todo. Por la tarde, Canal Sur se dignó a emitir la imagen institucional del Parlamento. Tres horas de comparecencia.

Antonio Fernández, para satisfacción de Antonia Moro, que asistía extática a su discurso, dijo que las ayudas eran legales porque las había aprobado el Parlamento a través de los presupuestos. (Bueno, no en los del 2002, como aclaró el diputado del PP.) No, no se favoreció a ninguna zona en concreto de Andalucía. Bueno, sí, a Linares. No, no, a ninguna. Al final, acabó reconociendo implícitamente que un territorio fue favorecido: el norte de Sevilla. El PP quería hacer presuntamente lo mismo: beneficiar a comarcas afines. El PSOE, como tiene que ser, regó de subvenciones su vivero de votos.

¿Los 9 millones de euros que se entregaron al desaparecido Rodríguez de la Borbolla para una empresa que nunca llegó a tener sede física? El ex consejero dijo que nada sabía de la prosa del día a día. Se reunía con Guerrero cada quince días. Sólo discutían los grandes temas, Santana, Cárnicas Molina.

En once años se entregaron casi mil millones de euros a 6.000 trabajadores: más de 160.000 euros por trabajador. ¡¡160.000 euros!! Y Álvarez de la Chica se jacta de la bondad de estas ayudas, en la comunidad autónoma del 33 % del paro.

Lo divertido fue cuando Fernández dijo que hubo necesidad de poner en marcha el convenio marco porque entonces Andalucía pasaba por una profunda crisis económica. ¡En 2001! No, señor Fernández, esas ayudas arbitrarias no se dieron porque Andalucía estuviera en crisis sino porque el Estado español tenía dinero, no estaba endeudado como ahora. ¡¡Qué vergüenza!!

Pero claro, se trata de lanzar badiladas de substancia marrón por todos lados. Fernández acusó a IU de ser la responsable de los intrusos, pues según él fue esta coalición la que se empeñaba en que se incluyeran en los ERE a los trabajadores de las empresas auxiliares. Más adelante, Fernández señaló que el convenio marco se aplicó en los ERE de la faja pirítica de Huelva, en el que también participaron Arenas y Zoido. (Moro sufría espasmos de placer mientras escuchaba esto.) Sin embargo, si no le entendí mal, fue el director general, el inefable Guerrero, el que elaboró la lista de mineros que iban a acogerse al ERE, esa lista donde aparecieron más de cien personas que jamás habían estado en una mina.

Lo mejor vino cuando el ex consejero apuntó con todo descaro que el poder es discrecional.

-¿Arbitrario? -le preguntó el asombrado parlamentario del PP.

-No, discrecional.

Al parecer, un diputado socialista, Enrique Benítez, miró a los populares y asentía. (Digo al parecer, porque la realización del Parlamento de Andalucía deja mucho que desear: en ocasiones, lo más interesante no es ver al que habla sino el rostro de los asistentes. Fueron los periodistas de El Mundo, presentes en la sala, los que sorprendieron estas miradas.)

De manera que en la España socialista, ¿los poderes ejecutivo, legislativo y judicial son discrecionales? ¡¡Eso lo explica todo!!