Hasta ahora, cuando me sentía con la moral baja y necesitaba reírme un poco, acudía a las obras completas de Sabino Arana. El bizcaitarra, además de limpio ("el aseo del vizcaíno es proverbial"), era bastante divertido: "Gran número de maketos parece testimonio irrecusable de la teoría de Darwin, pues más que hombres semejan simios poco menos bestias que el gorila: no busquéis en sus rostros la expresión de la inteligencia humana ni de virtud alguna; su mirada sólo revela idiotismo y brutalidad". Últimamente, me ha dado por los discursos mosaicos de Mas: "Hem de mostrar que som un poble en marxa".
Los socialistas no se quieren quedar atrás. A la espera de la propuesta federal de Griñán, que ha de salvar, sin duda, España, tenemos que contentarnos con la de los socialistas valencianos. Ahora se les ha ocurrido acabar con las provincias y mejorar la "colaboración horizontal". ¡Dios, y yo que creía que eso era otra cosa! Los socialistas valencianos piden el "reconocimiento expreso de los hechos diferenciales y de la asimetría entre comunidades, ya sean estas reconocidas como naciones, nacionalidades o regiones". Tomás Gómez es tan ridículamente bombástico que a veces nos olvidamos de sus otros colegas, de ese Ximo Puig que vive en un mundo dickiano. Uno trata de dejar a la derecha a Izquierda Unida; el otro, a Compromís.
