domingo, 7 de octubre de 2012

La virgen de los sicarios



Hace unos meses comencé a leer el libro de Fernando Vallejo, pero por alguna razón lo dejé. Después inicié La puta de Babilonia: ¡ya nadie se ocupa de esa manera de la Iglesia! Unas semanas atrás, cuando terminé el libro de Néstor Almendros, comencé a buscar películas de Barbet Schroeder. 

Anoche vi La virgen de los sicarios. Me quedé sorprendido. No sabía si reír o llorar. Medellín, la ciudad de la violencia más absurda, la misma Medellín que describe Mark Bowden en su libro sobre Pablo Escobar. Es peligroso deambular por sus calles sin un arma, pero todos los que portan una tienen asegurada la muerte. En un momento dado, el protagonista recuerda con nostalgia que antes los duelos eran a machetazos: matar a alguien no era tan fácil. 

Los medellinenses se muestran ufanos de que Bogotá y Cali sean hoy en día ciudades más peligrosas: hasta quieren que Medellín se convierta en destino turístico. En la ciudad han bajado los asesinatos respecto a los que se producían en los años 80: sólo 649 entre enero y abril de 2011, algo más de cinco al día. A Público le escandaliza (y a mí) que los asesinatos hayan subido en España en el primer trimestre de 2012: de 92 a 107. 

Fútbol 
Cuando la humanidad se sienta ante un televisor a ver veintidós adultos infantiles dándole patadas a un balón no hay esperanzas

Nada 
Ya nadie vale nada.