domingo, 21 de octubre de 2012

La lideresa



Por las entradas del blog, menguantes, queda claro que cada vez tengo menos tiempo que dedicarle. Apenas hace un mes y medio que acabaron las vacaciones de verano, pero ya estoy comenzando a pensar en las de Navidad. El cansancio comienza a acumularse; durante la semana, voy como un zombi de la cama al trabajo y del trabajo a la cama. Pero intento seguir leyendo. 

Hace unos días terminé La lideresa, de Alfredo Grimaldos. No me gusta hacer leña del árbol caído; no soporto a esos antifranquistas que comenzaron a serlo cuando Franco fue enterrado en el Valle de los Caídos. Quiero decir que he leído ahora este libro porque ha caído ahora en mis manos. En cualquier caso, aunque Esperanza Aguirre haya abandonado la presidencia de Madrid, su sucesor, Ignacio González, ha sido su mano derecha durante los últimos nueve años y es previsible que no cambie la política ultraliberal que se lleva a cabo en Madrid. Podría parafrasear a Julius Fučík: Aguirre ha dimitido pero el neoliberalismo sigue existiendo. 

La Comunidad de Madrid, evidentemente, es la región más rica de España; hace años que superó a Cataluña, que tiene más habitantes (o como diría Cabrera Infante, con un habitante Mas). Los presupuestos del Estado se siguen sosteniendo gracias a la aportación de Madrid; también es cierto que la mayoría de las grandes empresas españolas tienen su sede social allí. 

En sus años en el gobierno, Aguirre ha tratado de trasplantar su idea de la realidad a Madrid: urbanización salvaje, a la americana, sanidad privatizada, fomento de la educación concertada, primacía de la empresa privada. Tampoco ha dudado en anteponer sus intereses personales a los generales, como cuando impuso la construcción de una parada del AVE cerca de unos terrenos de su familia. Tomás Gómez se ha empeñado en  recordarnos que es condesa de Murillo, pero en realidad Aguirre es una burguesa, una política burguesa del siglo XIX a la que le gustaría recuperar el sufragio censitario. 

Cuando Grimaldos la ataca por su política antiabortista, yo no puedo estar de acuerdo con él. Tampoco cuando defiende a Luis Montes: este médico se arrogó el derecho a decidir quién tenía que vivir y quién tenía que morir. Por cierto, en relación con este doctor, recuerdo que un amigo ocurrente me dijo que Esperanza Aguirre quería enviarlo a Cuba para que ayudara a tratar a Castro… 

Otras denuncias de Grimaldos nos resultan aquí, en Andalucía, bastante familiares. Después de las elecciones de 2004, la CAM sirvió de refugio a muchos políticos del PP que habían perdido su cargo o su escaño. Ya sabemos lo que sucedió aquí después de los desastrosos resultados electorales de 2011; incluso se denunció que el PSOE de Sevilla había hecho rotatorios algunos cargos en la Diputación de Sevilla. 

En fin, ahora sólo queda ver cómo será el liberalismo de González.

Descomponiendo el sistema público
La estrategia consiste en beneficiar, cada vez más, a la escuela concertada y dejar que se descomponga el sistema público, manteniéndolo desasistido presupuestariamente, bajando los costes hasta asfixiarlo. 

El paraguas de Aguirre
Se crean todos los puestos que hagan falta en la Administración Pública para colocar a los compadres como se merecen. La relación de políticos del PP damnificados por las elecciones del 14-M que se han cobijado bajo el paraguas de Aguirre es interminable. 

Aguirre y González
Esperanza Aguirre es una liberal que siempre ha vivido del dinero público, como funcionaria o ejerciendo algún cargo político. Eso sí, privatiza las empresas y los servicios rentables para dar beneficio a empresarios particulares. Otro liberal modélico es Ignacio González, funcionario por oposición del Ayuntamiento de Madrid, que ocupa cargos políticos desde hace más de dos décadas.

Deteriorar para privatizar
Hay una táctica que se emplea con todos los servicios públicos: permitir y fomentar que se deterioren y luego decirle al ciudadano que hay que privatizarlos.