sábado, 4 de mayo de 2013

España es una administración que posee un Estado

Organigrama de la inane Agencia Andaluza de la Energía

El profesor de Medieval, para demostrarnos que, a pesar de todos sus comites y missi dominici, el Imperio de Carlomagno no contaba con una administración muy numerosa, nos indicó que en la Nimes romana había más funcionarios que en la Francia del año 800. Desde luego, es necesario que un Estado posea una administración eficaz, pero lo que hay en España sólo es una administración inflada, llena de mamandurrieros.  El Imperio de Carlomagno se acabó disolviendo precisamente porque no fue capaz de crear una estructura administrativa. Aquí puede ocurrir todo lo contrario. Parafraseando a Mirabeau, se podría decir que España no es un Estado que posee una administración sino una administración que posee un Estado. No hay límites a la inflación de cargos políticos: directores generales, secretarios, subsecretarios, chóferes "de confianza", asesores, asesores, asesores. ¡Alguien aseguró haber recibido una comunicación del jefe de prensa del jefe de prensa!

Desde que en el año 2010 se aceptara la realidad de la crisis y comenzaran los recortes se ha tocado todo: las pensiones, la sanidad pública, el sueldo de los funcionarios y de los empleados públicos, el IVA, el IRPF, los efectivos militares, los premios de la loterías. Resulta imposible vivir y morir es más caro. Estos tres últimos años, Zapatero y Rajoy no han hecho otra cosa que seguir las "recomendaciones" de Bruselas, pero, ay, desde allí nunca se ha pedido ni se pedirá que se reduzca esa administración mastodóntica que ha crecido en España los últimos treinta y cinco años. Sin embargo, resulta extraño que, meses después de la subida del IVA, la Comisión vuelva a pedir otra subida del IVA, a no ser que, de manera indirecta, esté sugiriendo que los recortes tomen otro rumbo.

No se ha hecho estallar la burbuja institucional, lo que lleva a pensar que en España la inflación administrativa no es un accidente sino lo más importante, lo fundamental. Creemos vivir en un Estado del bienestar, cuyo objetivo es garantizar unos servicios mínimos a todos los ciudadanos, y resulta que sólo se trata de un Estado al servicio de una casta política. En la Francia del antiguo régimen la mayoría de la población vivía en la miseria para mantener a una minoría privilegiada; ahora la minoría privilegiada está formada por una nomenklatura que ha convertido la política en un verdadero cursus deshonorum. Nos hablan de la necesidad de los recortes, pero ellos no recortan sus privilegios, no eliminan inútiles agencias, gerencias, mancomunidades, delegaciones, asesorías, mamandurrias.

Al final, Rajoy y Rubalcaba, PP y PSOE van a conseguir que surja un Pepito Grillo español. O algo peor.