lunes, 9 de diciembre de 2013

Ley de memoria democrática


¿Son los historiadores los encargados de escribir la Historia o deben encargarse los gobiernos? ¿Intenta Valderas convertir en legal su particular visión de la historia de Andalucía? Entonces, ¿no comenzó el golpe militar el 17 de julio? ¿No era democrático el gobierno radical-cedista? ¿Sólo fue apoyado el golpe por caciques, aristócratas y terratenientes? ¿No triunfó Franco gracias a la cómplice pasividad británica? ¿No hubo represión ni asesinatos en la zona republicana?

Borrador de la llamada Ley para la Recuperación de la Memoria Democrática en Andalucía
El 18 de julio de 1936 se producía el golpe militar que desencadenaría la Guerra Civil, ante la resistencia del Pueblo al nuevo intento de las clases dominantes de subvertir el orden republicano, el orden de una República que pretendía llevar a cabo la necesaria reforma agraria en nuestra tierra y que estaba perfilando nuestro primer reconocimiento como Autonomía. Para Andalucía la República supuso el intento de modernización de sus estructuras económicas y la ruptura de las formas ancestrales de dominación, que postraban al Pueblo al pie de caciques, terratenientes y aristócratas, bendecidos todos por la Iglesia Católica. Es esa clase dominante la que auspicia en Andalucía la subversión del orden democrático en su propio favor, planificando minuciosamente la eliminación de cualquiera que pudiese ser un obstáculo para sus proyectos. La guerra fue una dura sangría para Andalucía, que en su parte oriental y en la franja norte resistió hasta abril de 1939 el empuje de las tropas sublevadas y de sus aliados de la Alemania nazi y la Italia fascista. La represión durante el período bélico y en la postguerra fue de una dureza extrema y con un sentido claramente clasista, siendo los trabajadores, junto con las organizaciones políticas y sindicales que les representaban, las principales víctimas de la misma. Campos de concentración, batallones de trabajos forzados, encarcelamientos masivos, expropiaciones de bienes, torturas, ejecuciones, desapariciones… fue la tónica de la primera postguerra, junto con la resistencia, principalmente en las sierras andaluzas, de grupos guerrilleros republicanos hasta los años 50 del siglo Los años 60 y 70 supusieron una modificación de las formas de dominación, aunque la violencia siguió siendo la manera de imposición del franquismo. La transición no respondió a las aspiraciones de un pueblo andaluz que, en la calle, junto con las organizaciones democráticas, tuvo que luchar para conseguir su derecho a la autonomía dentro del marco constitucional. Una transición que dejó olvidadas a las víctimas de la dictadura, junto a las luchas y sufrimientos de andaluces y andaluzas contra el franquismo.