domingo, 20 de octubre de 2013

Cuando ser la mejor no es suficiente


Resulta que podemos encontrar chiringuitos en todos los ámbitos. La entrenadora del equipo de sincronizada, Anna Tarrés, que logró repetir en Londres el éxito conseguido en Pekín, fue despedida por el presidente de la Federación de Natación. ¿Por qué? Porque se valora más la lealtad que la capacidad: no son importantes los resultados deportivos, sino la fidelidad personal y acrítica. Así nos va.

Despido
Carpena empieza un monólogo sobre los difíciles momentos por los que atraviesa la economía española: "Ya sabes, en los tiempos que corren... Tengo que comunicarte que no te renovaremos. Pero no te preocupes, los acuerdos económicos que tenemos los cumpliremos hasta el final".

120.000 euros
En cuanto llega al poder, Carpena toma dos decisiones que motivarán un déficit del ejercicio de 2008 superior a 200.000 euros: despide a Mauricio Coconi, director técnico de natación de la Federación, cuya indemnización es de 120.000 euros, y autoriza una subvención de 100.000 euros para la Federación Madrileña de Natación. Es decir, que desviste a un santo para vestir a otro, al que él mismo había dejado sin túnica. Pero aquí no acaban las novedades: por primera vez en su historia, el presidente de la RFEN cobrará una nómina. Carpena pide a la asamblea que le apruebe un sueldo de 100.000 euros más 20.000 en concepto de gastos de representación.

113.000 euros
La bajada de salario en 2011, que yo acepto por solidaridad, a pesar de no estar dentro del convenio colectivo, también se le aplica a Carpena, a quien le toca una reducción del 15 por ciento. Pero, a cambio, aprueba aumentar en 2011 la partida de gastos de representación hasta 28.000 euros. Es decir, que, burla burlando, sigue cobrando más o menos lo mismo.

Entrenador sin título
Jordi Murio, catalán, ha sido uno de los mejores entrenadores de natación de este país. Fue responsable de la medalla olímpica de Sergi López en 1988. Murio, responsable del Centro de Alto Rendimiento de la Residencia Blume de Madrid, es despedido cuando le falta sólo un año para su jubilación. Es conocida su "crítica constructiva" hacia el sistema y sus desavenencias con Luis Villanueva. En su lugar ponen al técnico polaco Bart Kizierowski. Según me cuenta el propio Jordi, en septiembre, mientras imparte un curso de entrenador superior, se encuentra como alumno al técnico polaco: hay que darle el título, y rápido.

¿Por qué?
¿Soy una mujer poco o nada dócil en un entorno masculinizado?
¿Reivindico excesivamente mis derechos laborales para recibir el mismo trato que se ha dado a mis homólogos masculinos?
¿No acepto evasivas a preguntas concretas?
¿Utilizo ciertos atajos cuando el camino normal está bloqueado?
¿Me hubiera pasado lo mismo si fuera un hombre, pero con mi mismo carácter y mi forma de pensar?
¿Mis buenas relaciones con los medios de comunicación y con las autoridades deportivas me han dado quizás demasiada relevancia mediática?
¿Soy demasiado independiente y proactiva para un sistema muy burocratizado?
¿No son buenos los recursos que consigo personalmente cuando los oficiales no llegan?
¿No comparto la política del café para todos y lo digo?