Algunos, aquí en España, han dicho que Cristina Fernández, la presidenta argentina, trata de utilizar la expropiación de YPF como una cortina de humo que oculte los problemas de su país: el alto desempleo, un índice de precios desbocado, la pobreza, las Malvinas. Lo que no se dice es que al gobierno español del PP este asunto de YPF le ha llegado en un momento de gran dificultad: los resultados nefastos en las elecciones andaluzas, unos presupuestos generales del Estado increíbles, la amenaza de los mercados, el hundimiento de la bolsa, las críticas comunitarias a la política económica de España.
Al parecer, todo este zafarrancho empezó porque Repsol no quiso invertir en las infraestructuras necesarias para la puesta en explotación del yacimiento de Vaca Muerta, el tercero en el mundo por reservas. ¡Y Argentina está importando petróleo!
