A principios de los años 70, una hambruna asolaba Etiopía. Miles de personas, cientos de miles comenzaron a morir de inanición. Los países ricos se apresuraron a enviar aviones, barcos llenos de alimentos. Sin embargo, había un problema. Las mercancías no eran descargadas. Haile Selassie exigía que se pagaran aranceles por los productos que entraban en el país. Poco importaba que los alimentos hubieran sido enviados y entregados de manera gratuita: debían pagar los impuestos de frontera que pagaban todas las importaciones. La población etíope seguía muriendo. Las mercancías estaban amontonadas en puertos y aeropuertos. Finalmente, los países donantes pagaron los aranceles.
Pujol gobernó Cataluña de manera absoluta durante más de veinte años. Todas la obras, todos los servicios contratados por la Generalitat pasaban por su despacho. Exigía a los empresarios una comisión, el 3, el 4, el 5 %. Desde luego, también debían abonar el IVA. ¡Las mordidas tenían que pagar impuestos!
