sábado, 10 de mayo de 2014

Carta a un indeciso

Cataluña tiene muchos problemas y muchos retos, y las herramientas con que cuenta para resolverlos son muy limitadas. La Generalitat, sea quien sea que la gobierne (subrayo esto, sea quien sea), es un gobierno con muy pocas herramientas, un gobierno subalterno, un gobierno de segunda división, sin competencias en la mayor parte de los temas clave o bien con ellas pero sin dinero para ejecutarlas y muy poca capacidad para generar recursos por sí misma. Veámoslo.

La Generalitat no recauda los impuestos que pagamos los ciudadanos y las empresas de Cataluña. Bueno, mentira, recauda algunos impuestos testimoniales. Pero el IRPF y el IVA y el impuesto de sociedades, que son los tres pilares principales en los que se sustentan los ingresos de cualquier gobierno merecedor de este nombre, ni los huele. Tampoco recauda las cotizaciones de las empresas a la Seguridad Social, la cuarta pata de los ingresos, la que se dedica de forma finalista a pagar las pensiones. Todo eso va directamente al gobierno español. Por lo tanto, tenemos un gobierno catalán absolutamente dependiente de las transferencias del gobierno de Madrid. Lógicamente, como no recauda los impuestos principales, la Generalitat tampoco tiene capacidad normativa sobre estos impuestos, o sea, no puede decidir subirlos o bajarlos. Y tampoco tiene competencia para inspeccionarlos, es decir, no puede combatir el fraude fiscal ni queriendo.

Es decir, Cataluña tiene un gobierno que no puede hacer política fiscal. No puede estimular la economía, o enfriarla si es necesario, bajando o subiendo los impuestos importantes; no puede redistribuir la riqueza porque no tiene la llave de la caja y el dinero le llega de Madrid asignado a partidas predeterminadas. Tenemos un gobierno que depende de las transferencias de otro para poder gobernar.

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Cada vez soy más partidario de permitirles abrir la caja y dejarles sacar su gato. Desde luego, después de eso no pretenderán que siga siendo cliente de laCaixa ni que continúe comprando productos catalanes. Nos decía un profesor en la universidad que no podemos ser p*t*s y encima pagar la cama. Ya sé que ellos no están dispuestos a asumir lo que ocurrirá. Después de todo, hay algo que le pasa a la gente en la actualidad: no es capaz de asumir las consecuencias de sus actos. Y, aunque Schrödinger no dijo nada de eso, está claro que, una vez abierta la caja, el gato, esté como esté, no podrá ser devuelto al interior.