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He leído hoy en El Confidencial una curiosa noticia. Volkswagen fabrica en Navarra coches que vende a una filial con sede en Barcelona, VAESA. Esta sociedad, a su vez, los exporta a Alemania. La hacienda foral navarra cobra a VAESA el IVA, unos 400 millones anuales; la hacienda española se ve obligada a devolver el IVA a VAESA, porque el 18 % no es aplicable a las exportaciones. Y esto viene sucediendo desde 1994. Navarra obtiene el 10 % de su presupuesto de esta manera tan peculiar. No es sólo que comunidades como Navarra o el País Vasco gocen de un régimen fiscal propio, sino que además abusan del mismo sin pudor.
Volvamos a la Revolución francesa, otra vez la Revolución francesa: el objetivo era acabar con los privilegios personales... y territoriales. Desaparecieron las prerrogativas estamentales, pero también la distinción entre pays d'état, pays d'élection y pays d'imposition. Aquí, en España, doscientos años después de la toma de la Bastilla, siguen existiendo los pays d'états.
O quizá sólo se trate de un pago atrasado por los servicios prestados por Sancho VII hace 800 años.