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Bien que le sacaron ayer las vergüenzas a la consejera Aguayo, empeñada en que el ministro de Hacienda se creyera sus fantasiosas cuentas: que si tanta deuda, que si tantos recortes, que si 500 millones que nos va a entregar la Unión Europea. Montoro, enrocado, le dijo que no, que esas cuentas no se las creía nadie. La reunión llegó a un punto muerto hasta que, en defensa de las cuentas andaluzas acudió... el consejero catalán, Mas-Colell. Hizo notar que los mercados estaban pendientes de España y que los presupuestos de una comunidad tan importante como la andaluza tenían que ser aprobadas. En fin, Aguayo regresó a Andalucía con una sonrisa de oreja a oreja, después de que su compte rendu au ministre (todo un conte bleu) fuera aceptada. Ahora sólo falta que saque de algún sitio casi 300 millones de euros.