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"Cualquiera que se meta con el PSOE-A se lo está buscando." |
Se puede criticar a la juez Alaya por muchas cosas, aunque no por hacer declaraciones a la prensa, como el juez Torres, ni por tener una pugnaz cuenta en Twitter, como Elpidio Silva, ni por aspirar en convertirse en presidente-emperador del universo, como Garzón. Ya que la juez Alaya no ha querido adoptar el papel de estrella, resulta que ese rol lo ha tomado para sí un abogado.
Ahora, en esta especie de Juego de juzgados (o Canción de eres y sobresueldos), ha ganado protagonismo José María Mohedano, abogado defensor del viceconsejero de Presidencia. Hace cinco días, su estreno fue a porta gayola: acusó a Alaya de ser una juez "inquisitorial" y franquista. Exigió que las declaraciones de los imputados fueran grabadas (¿dispone la juez de medios para hacerlo?) y que los abogados pudieran conservar sus móviles, como se hace en Madrid: así se podría tuitear en directo el interrogatorio, como sucedió hace unas semanas en el juzgado de Ruz. Ayer, el ínclito Mohedano continúo su sangrienta ofensiva: comenzó a triturar la instrucción de Alaya y llegó a hablar de "corruptela procesal".
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El Jaguar, coche de los nuevos ricos |
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Mohedano estuvo a punto de defender al senador putañero |
El Gobierno andaluz lo tiene claro: los letrados de la Junta continuarán actuando como particular acusación particular y tratarán de sabotear la instrucción de Alaya, presentando recursos y más recursos en la Audiencia de Sevilla, mientras que el consejero de Justicia seguirá arrancando hojas al libro de Montesquieu. Mohedano, por su parte, se ocupará de la agitprop judicial, burlándose del funcionamiento de la justicia en la provinciana Andalucía, desprestigiando a la juez, acusándola de parcialidad, exigiendo que toda la instrucción de los ERE pase al imparcial Tribunal Supremo. Vamos, se trata de convertir el juzgado de Alaya en un albañal, de enturbiar, de ensuciar.
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Mohedano ha pasado del J'accuse al Jacuzzi |
PS. Habría sido curioso que el amigo constructor le hubiera dejado a Mohedano un Mercedes. El caso es que el Jaguar de Mohedano se esfumó, y no figuradamente: desapareció de un almacén de la policía.
PPS. Y sí, todo sería muy divertido si el sueldo de Mohedano no saliera de los impuestos de los andaluces. ¡¡Nuestro dinero sirve para pagar a este filofélido!!